Venezuela se encuentra bajo riesgo de ataque real (+Detalles)

Juega ajedrez con anarquía, pero con un blindaje de piezas, con saberse superior sobre el tablero, aun con Vladimir Putin y Xi Ping como sombras azuzantes. Donald Trump cambió reyes y reinas por destructores y bombarderos.
Un mapa, con el Mar Caribe como escenario de fondo, concentra las estrategias del gobierno de Donald Trump para darle respuesta militar al narcotráfico en el hemisferio, según su narrativa.
Este jueves, Trump bautizó su plan de ataque militar en el Caribe como “Operación Lanza del Sur”, y una de sus primeras acciones, en el marco de la guerra psicológica que también ejecuta, fue divulgar las primeras imágenes del famoso portaviones Gerald Ford llegando al Caribe. De fondo se ve igualmente el Boeing B-52.
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En el mensaje publicado en la cuenta oficial del poderoso portaviones estadounidense, los oficiales aseguran que “el Grupo de Ataque Doce ofrece presencia con propósito: disuadir las redes ilegales, interrumpir las amenazas transnacionales, salvaguardar el Caribe y defender la patria”.
La llegada del bombardero aumenta a 15.000 los efectivos militares estadounidenses prestos para participar en la operación.
En conversación con Radio y Diario Universidad de Chile, el Socio Mayor No-Residente del Centro para Estudios Estratégicos e Internacionales (Csis), Evan Ellis, y el académico del Instituto de Estudios Internacionales (IEI) de la Universidad de Chile, Gilberto Aranda, desglosaron las claves de esta ofensiva.
Ambos expertos apuntaron a que la estrategia de la potencia norteamericana se aleja de la rutina y se acerca a una política de intervención directa.
Algo se cuece en el Caribe
Ambos analistas internacionales descartaron de plano que se trate de una operación de rutina.Aranda califica lo que sucede en el Mar Caribe como una “espiral de escalada” con fines principalmente “geoeconómicos” y de “primacía” de Estados Unidos en la región.
“Si eso como carambola lleva un cambio de régimen, pues bien”, afirmó, pero – asegura- que el objetivo central no es ese, sino asegurar que se responda a los intereses de Washington.
El reciente ingreso del USS Gerald R. Ford en el Caribe, uno de los más grandes del mundo, y con un costo estimado de 13.000 millones de dólares, es una muestra de que algo se cuece en sus aguas.
El portaviones se sumará a una flotilla que ya incluye ocho buques de guerra, un submarino, aviones F-35 y más de 2.000 militares.
La presencia de la mayor plataforma aérea de la Armada -con capacidad para más de 75 aviones y potentes radares- , en la justificación de Trump, busca mejorar la detección y desarticulación de redes de contrabando que operan en rutas internacionales.

¿Intervención en tierra o extracciones?
Con una fuerza militar de esta magnitud, la pregunta es qué sigue. Gilberto Aranda descarta una invasión a gran escala al estilo de Irak. “Una invasión tradicional es muy poco viable”, resalta.
Según la Marina de Estados Unidos, el USS Gerald R. Ford puede embarcar hasta 75 aeronaves, entre ellas cazas F/A-18 Super Hornet, aviones de guerra electrónica EA-18G Growler, aeronaves de alerta temprana E-2D Hawkeye y helicópteros MH-60. En el futuro, también podrá albergar cazas F-35C y drones de combate.
Su flota aérea embarcada puede realizar ataques a más de 1.000 kilómetros, además de misiones de vigilancia, reconocimiento y rescate, garantizando cobertura aérea sobre amplias zonas regionales.
“El riesgo real”, advirtió Aranda, “es una escalada mayor” y “que se empiece a dirigir el fuego contra objetivos en territorio venezolano al interior, y sin descartar incluso algún tipo de operación de extracción de una alta figura”.
Evan Ellis complementa esta visión y sostiene que el objetivo no sería una “ocupación” larga, sino una operación “rápida, decisiva, pero limitada”. El fin sería, “neutralizar” a representantes de la cúpula y “dejar a Venezuela con la posibilidad de una transición democrática”.
De acuerdo con Ellis, esta nueva demostración de fuerza buscaría intimidar a los militares venezolanos para que eviten una intervención directa.
Ellis cree que la “actuación fuerte” contra Maduro responde a “un tema de mucha importancia para su base”, especialmente la lucha antidrogas y la inmigración irregular. “Claramente muestra simbólicamente que está cumpliendo con sus promesas electorales”.

Ambos analistas advierten que los bombardeos a lanchas que, hasta el momento dejaron unos 76 muertos con 20 embarcaciones destruidas, tienen un contrapunto serio con el derecho internacional. Washington –explican- se ampara en su propio derecho interno y en la “declaración de conflicto armado no internacional (Cani)” para intentar “justificar acciones que desde otro punto de vista serían el tipo de ejecuciones que menciona”.
Para el académico de la Universidad de Chile, esto es un síntoma más del “serio deterioro” del derecho internacional a nivel global.
Ellis detalla, sin embargo, esa justificación legal desde la perspectiva estadounidense. Recuerda que EE.UU. ha designado a grupos como el Tren de Aragua y el Cartel de los Soles como “terroristas”, por lo tanto, argumenta que Washington “está usando fuerza letal contra estos grupos como forma de ‘autodefensa’”.
Sin embargo, el integrante del Csis abordó la controversia y el costo de esta política: “Hay peligro de que percepciones negativas sobre esto podrían dañar la imagen y buena voluntad hacia los EE.UU, y quitar algo de la ‘ventaja moral’ que muchos le han dado respecto a los regímenes autoritarios”.
Aclara, sin embargo, el especialista en temas internacionales que Trump es un líder polarizante que capitaliza tanto apoyos como rechazos. “Eso podría reducir el costo político de avanzar, pero no resuelve la brecha estructural entre la voluntad presidencial y el amplio consenso social.
Es un riesgo que podría explicar demoras”, añade.El también director de Geoestrategos explica que esa brecha importa, pues las operaciones prolongadas necesitan un “pueblo” dispuesto a sostenerlas. “La encuesta sugiere que, fuera del núcleo republicano, no existe esa disposición, especialmente ante un eventual uso de la fuerza directa en Venezuela.
Para el aparato militar, esto implica un riesgo estratégico. La falta de respaldo doméstico puede traducirse en presión para limitar los tiempos, las reglas de enfrentamiento o las escaladas, lo que afecta la libertad operacional”.
Para finalizar, Mijares precisa que la “Lanza Sur” combina poder militar y aparente determinación gubernamental, pero con un cimiento social aún incierto. “Y esa asimetría condicionará su margen de acción en el Caribe y pondrá a prueba la determinación de la administración Trump”.
Versión Final



