Científicos descubren el método para fabricar oro de forma natural: una bacteria es la solución

Desde tiempos inmemorables, reconocidos científicos de la historia han dedicado esfuerzos en búsqueda de un método para fabricar oro. Un caso conocido es el de Isaac Newton, quien incluso dejó un manuscrito con una fórmula, hallado en 1936. Recién, en el siglo XXI, se descubrió que la transformación de metales en este preciado mineral es posible en el interior de un microorganismo que se halla en zonas específicas de la naturaleza.
Cupriavidus metallidurans es una bacteria, en forma de varilla, que vive en suelos enriquecidos por metales pesados y, en 2009, fue vista expulsando pequeñas partículas de oro para sorpresa de un equipo de científicos que procedió a investigar al curioso espécimen.

El oro es altamente valorado por ser difícil de encontrar en la naturaleza. Foto: referencial/Adobe Stock
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Un caso conocido es el de Isaac Newton, quien incluso dejó un manuscrito con una fórmula, hallado en 1936. Recién, en el siglo XXI, se descubrió que la transformación de metales en este preciado mineral es posible en el interior de un microorganismo.
Cupriavidus metallidurans es una bacteria, en forma de varilla, que vive en suelos enriquecidos por metales pesados y, en 2009, fue vista expulsando pequeñas partículas de oro para sorpresa de un equipo de científicos que procedió a investigar al curioso espécimen unicelular.
La bacteria expulsa pepitas de oro tras procesar metales tóxicos en su interior. Foto: Sociedad Estadounidense de Microbiología
La bacteria que defeca oro
En un entorno que podría ser mortal para la mayoría de seres vivos, C. metallidurans ha desarrollado un mecanismo que le permite sobrevivir y que, como consecuencia, genera la expulsión de pepitas de oro, según revelaron los investigadores en un estudio publicado en la revista Metallomics.
«Aparte de los metales pesados tóxicos, las condiciones de vida en estos suelos no son malas. Hay suficiente hidrógeno para conservar energía y casi no hay competencia. Si un organismo decide sobrevivir aquí, tiene que encontrar una manera de protegerse de estas sustancias tóxicas», explicó el microbiólogo Dietrich H. Nies, de la Universidad Martín Lutero de Halle-Wittenberg.
A partir de diversos estudios, se descubrió que C. metallidurans posee un mecanismo de protección que, además del oro, también incluye el cobre. Las células del microorganismo permiten el ingreso de los compuestos. Una vez que los metales están en su interior, intervienen diversas enzimas que tras un ingenioso proceso culminan con la expulsión de las partículas de oro.



