“Desde el principio soy una víctima”: Testimonio de Claritza Ron, exesposa de Jesús Silva
El 9 de febrero de 2019, relata Claritza Ron, su esposo Jesús Silva, candidato a rector de la Universidad Central de Venezuela (UCV), le rompió la mano en tres pedazos. Ese día, comentó, ella le pidió ayuda en el cuidado de los niños pero él respondió que no, que no era sirviente de nadie y que la responsabilidad del cuidado de los menores era de ella. El día de la entrevista en su mano izquierda se notaba la cicatriz que quedó después de la operación.
“En ese momento pensé: ‘ya basta’, porque lo estaba diciendo delante del niño de seis años. Dije que no iba a seguir aguantando eso y que iba a llamar a la policía. Él me empezó a gritar de forma agresiva. Yo tenía al bebé de cuatro meses en brazos y al de seis años a mi lado”, dijo en exclusiva para El Diario, con la mirada caída, mientras limpia las lágrimas de su rostro. Su hijo, según el relato de la madre, le pedía a su padre que se detuviera, que no le pegará más.
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Ella tenía a su hijo menor, de cuatro meses de nacido, en los brazos. Con la mano rota y con un dolor insoportable los resguardaba, para que ninguno de los golpes llegara al bebé. El hijo mayor observaba toda la situación. “Le tuve que decir al niño: Hijo, fui yo la que lo golpeó, haz silencio”, agrega. En su relato, con los ojos llorosos, cuenta que después del suceso su esposo, Jesús Silva, se negó a llevarla a un centro asistencial. La dejó encerrada en la casa con la mano rota y la sensación de zozobra. Cuando él se fue de la casa, agrega, tomó un juego de llaves que tenía escondido y llamó a la Policía de Carrizal. Ellos la llevaron a una clínica cercana.
Una historia de maltrato
Lo conoció fue en la Universidad Santa María (USM), cuando ella era estudiante de Estudios Internacionales y él su profesor. Después de seis meses de noviazgo se casaron, pero en ese poco tiempo antes del matrimonio empezó a notar ciertos rasgos de abuso: él le prohibió tratar a sus compañeros y, en ese momento, no pensaba en lo peligroso de su requerimiento. “Cuando estamos en un sistema patriarcal uno ve eso normal porque el amor es bonito, y es la persona con la que vas a pasar toda la vida. Y eso no es normal, pero uno se da cuenta con el tiempo. Yo desde el principio soy una víctima”.
Luego del matrimonio se mudaron a la casa de la madre de Jesús Silva ubicada en Maracay, estado Aragua. En ese momento el abuso físico y psicológico fue aumentando. “Cuando regresaba super ebrio yo era la pera de boxeo, no importaba si le hablaba o no. Llegaba gritando, golpeando. Cada vez que tomaba para mí era horrible, y culpaba al alcohol; cuando él volvía en sí me decía que yo era la culpable, que lo provocaba”, aseveró.
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