«El barrio bajó a Caracas»: ¿por qué los sectores populares lideran las protestas?

“Yo vivo en un barrio popular de Caricuao y me sorprendió que la gente caceroleara. Eso antes simplemente no sucedía”.
Eso me dice en el centro de Caracas un joven desempleado que prefirió no revelar su nombre: “Mi barrio siempre fue un sector altamente chavista”, añade.
La capital de Venezuela se ha convertido en el epicentro de intensas protestas que sacuden al país sudamericano tras el anuncio de unos resultados electorales altamente disputados.
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Los cacerolazos surgieron de manera espontánea y rompieron un silencio que reinaba en la ciudad quizá como consecuencia de un resultado electoral inesperado.
Pero pocos anticiparon que se escucharían con más fuerza en los barrios populares de la capital venezolana, muchos de los cuales solían ser bastiones del movimiento chavista.
Desde Catia, hasta Petare -uno de los más poblados de América Latina-, pasando por La Vega y El Cementerio. El ruido en algunas zonas era ensordecedor.
La protesta no quedó allí. También de manera espontánea la gente comenzó a salir a las calles, algunos con sus cacerolas en mano.
Mientras los líderes opositores guardaban silencio, las calles de Caracas se calentaban lentamente.
“Esta marcha es del barrio de Petare, aquí no hay partido político ni tenemos ningún partido que nos esté dando nada”, le dice a BBC Mundo María Vázquez, una ama de casa de 60 años.

“Salimos porque este fraude hay que pararlo. Este gobierno tiene que salir”, prosigue.

“Yo vivo en un barrio popular de Caricuao y me sorprendió que la gente caceroleara. Eso antes simplemente no sucedía”.
Eso me dice en el centro de Caracas un joven desempleado que prefirió no revelar su nombre: “Mi barrio siempre fue un sector altamente chavista”, añade.
La capital de Venezuela se ha convertido en el epicentro de intensas protestas que sacuden al país sudamericano tras el anuncio de unos resultados electorales altamente disputados.
Los cacerolazos surgieron de manera espontánea y rompieron un silencio que reinaba en la ciudad quizá como consecuencia de un resultado electoral inesperado.
Pero pocos anticiparon que se escucharían con más fuerza en los barrios populares de la capital venezolana, muchos de los cuales solían ser bastiones del movimiento chavista.
Desde Catia, hasta Petare -uno de los más poblados de América Latina-, pasando por La Vega y El Cementerio. El ruido en algunas zonas era ensordecedor.
La protesta no quedó allí. También de manera espontánea la gente comenzó a salir a las calles, algunos con sus cacerolas en mano.
Mientras los líderes opositores guardaban silencio, las calles de Caracas se calentaban lentamente.
“Esta marcha es del barrio de Petare, aquí no hay partido político ni tenemos ningún partido que nos esté dando nada”, le dice a BBC Mundo María Vázquez, una ama de casa de 60 años.
“Salimos porque este fraude hay que pararlo. Este gobierno tiene que salir”, prosigue.

La emblemática Plaza Altamira, en el este de la ciudad, se convirtió una vez más en el punto de encuentro de la oposición.
Cientos de petareños y personas de otros sectores populares de Caracas y sus afueras (algunos viajaron desde las ciudades satélite de Guarenas y Guatire para protestar) se reunieron allí ondeando banderas y gritando: “El pueblo unido jamás será vencido” y “Este gobierno va a caer”.
«Nosotros no queremos bolsas»
Jonathan cuenta que se trasladó a Altamira desde el sector Maca de Petare para “defender el voto”.
Este caraqueño de 39 años afirma que la motivación de “la gente del barrio” para salir a protestar es que están cansados de ser maltratados.

“Nosotros no queremos bolsas (de comida) ni nada del gobierno. Que nos quiten todos los beneficios si les da la gana. Aquí la gente está arrecha (molesta). ¿Querían a los barrios en la calle? Bueno ya salimos todos”, asegura.
Las protestas no se limitaron a Altamira.
En los barrios Catia, en el oeste de la ciudad, José Félix Ribas de Petare (este) y El Valle (sur), los manifestantes arrancaron pancartas de la propaganda electoral del mandatario, mientras que otros grupos ocuparon las calles del centro de la capital, muy cerca de la Asamblea Nacional y el Palacio de Miraflores, la sede del gobierno.
Muchos pretendían llegar hasta allí para “sacar” a Maduro.
En un video que circuló por redes y que BBC Mundo pudo verificar, un grupo de personas derribó una estatua del expresidente Hugo Chávez en la ciudad de Coro, capital del estado Falcón, al noroeste de Venezuela.
«Están volviendo a bajar de los cerros»
Alejandro Velasco, historiador de la Universidad de Nueva York y autor del libro Barrio Rising: Urban Popular Politics and the Making of Modern Venezuela, quien considera que generalmente los barrios cambian gobiernos, afirma que lo que ocurre ahora en Venezuela no sucedía desde hace décadas.
Sin embargo, él maneja la hipótesis de que un cambio en la gobernanza del país sudamericano no sucederá instantáneamente, sino de manera gradual.
“El Caracazo, sin duda, cuando bajaron los cerros, eso fue lo que le dio el golpe final al Puntofijismo (sistema bipartidista). El golpe final formal no llega hasta 1998, cuando la elección de Chávez, pero ya estaba herido de muerte cuando el Caracazo”, afirmó en entrevista con BBC Mundo en 2017.
Aseguraron que tienen evidencia de más del 73% de las actas que le otorgarían el triunfo a González Urrutia en la elecciones.
Machado también habló sobre las protestas que se registran en todo el país.
“Son expresiones espontaneas en sectores populares. Expresiones legitimas. Los quiero invitar a encontrarnos. Mañana en familia vamos a reunirnos en asambleas populares en todo el país”, convocó.
Agregó que el gobierno “quiere generar violencia” e instó a sus seguidores a mantenerse “de manera ordenada y cívica, pero muy firme”.
El gobierno de Nicolás Maduro respondió a las protestas con represión.
Al caer la noche, varias partes de la ciudad olían a gas lacrimógeno y se escuchaban disparos en varias zonas.
La mayoría de los manifestantes se dispersaron y se fueron a casa. Pero otros se quedaron respondiendo a las autoridades.
Armaron barricadas en varios sectores y se defendían con lo que podían. Generalmente piedras y palos.
“Esto está difícil porque nosotros no tenemos armas como ellos”, me dijo un manifestante.
Katiusca Justo, otra joven petareña de 31 años, se vio afectada por el gas lacrimógeno y decidió irse a su casa.
“Nosotros salimos pacíficamente y ellos lo que saben es reprimir, pero no me esperaba menos. Yo sabía que muy seguramente habría represión y al menos bombas lacrimógenas”.
Aunque decidió irse a descansar, planea regresar “mañana y todos los días que sean necesarios hasta que este gobierno caiga”.
“Estoy cansada de esta dictadura. Yo estuve seis años afuera de mi país tratando de ayudar a mi familia. Pero me regresé de Bogotá y ahora quiero una vida mejor aquí en Venezuela”, añade.
Tras el lanzamiento de varias bombas lacrimógenas en Altamira la protesta se dispersó, pero pronto las cacerolas volvieron a sonar desde los balcones de los edificios de la zona.
Mientras en Altamira retornaba la calma, en otras zonas de Caracas persistía el conflicto, con objetos quemados en algunos sectores y cuerpos policiales preparados para apagar las marchas que quedaban.
Alberto News