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Especialistas alarmados por el alto consumo de alcohol en menores de edad en Venezuela

Por moda o por no ser rechazados por el grupo en el que se desenvuelven, muchos jóvenes comienzan a probar a muy temprana edad bebidas embriagantes, sin ni siquiera llegar a pensar que al no controlarse pueden crear una completa dependencia, que incluso podría llegar a generar daños a nivel neurológico o de otros órganos vitales para poder vivir, reseñó La Prensa de Táchira.

La psicóloga, Olga María Barajas, atiende este tipo de pacientes y explicó que de las 60 personas que han llegado a su consultorio en lo que va de año, por temas relacionados con el consumo de alcohol, el 58,3%, lo que equivale a 35, son menores de edad.

«No es que sólo consumen alcohol, también drogas. El alcohol es como el primer paso para generar otras dependencias, además que es lo que se consigue con mayor facilidad. A mayor consumo de la sustancia, la persona se va haciendo más dependiente», dijo.

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El factor genético continúa siendo uno de los más influyentes, psicólogos aseguran que si en el árbol genealógico hay algún pariente que haya sido alcohólico, las probabilidades de que un joven caiga en el consumo no controlado de la bebida, es alta.

«Adolescentes que han tenido padres o madres que tienen problemas con el consumo de la sustancia, esto es hereditario, cuando han tenido padres o abuelos que han abusado de las sustancias llevan una predisposición genética que los hace más vulnerables a crear una dependencia del consumo. Una persona que no tiene carga genética puede desarrollar una adicción al consumo de sustancias más leve», explicó la especialista.

Un estudio realizado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), en conjunto con la Organización Panamericana de Salud (OPS), publicado en abril de 2021, indica que en el área de las Américas, unas 85 mil personas al año pierden la vida sólo por el consumo de alcohol.

En Venezuela no existen cifras oficiales o estudios recientes que reflejen la magnitud del problema. En una publicación de febrero del año 2018, realizada por el diario El Universal, se señala que el consumo de bebidas embriagantes se inicia en niños desde los 10 años hasta adolescentes de 14. El mismo reporte explica que, según la Corporación de Servicios Generales de Alcohólicos Anónimos de Venezuela, el 10% de la población nacional padece de alcoholismo, pero sólo unas cinco mil personas, para ese momento, estaban inscritas en algún tipo de programa de rehabilitación.

Las causas del consumo de alcohol a temprana edad son muchas y entre ellas se encuentran la predisposición genética; la baja autoestima; la necesidad de encajar en algún grupo social; los grupos en los que se desenvuelve y la edad de las personas que lo conforman; la necesidad de liberar estrés, controlar o demostrar emociones, que sólo es posible bajo el efecto de la sustancia para escapar o evitar enfrentar sensaciones o responsabilidades y, por aburrimiento, más que todo en época de pandemia y aislamiento social.

«La falta de autoridad también puede incidir, porque cuando hay anulación de ciertas reglas de comportamiento social, el adolescente tiene muchas alternativas para incumplir las normas. No sólo por la parte migratoria, por el tema de la pandemia muchos adolescentes se han quedado en sus casas mientras sus padres retoman actividades, y la poca supervisión hace que sea más propicio el ambiente para consumir», expuso Olga María Barajas.

Para el psicólogo, Alfonso Amaya, la familia tachirense tampoco tiene la cultura de llevar a un menor alcoholizado a un especialista para que el problema sea tratado de fondo y se pueda superar. «En mi experiencia, las familias de adolescentes con problemas de adicciones no hacen eso. Son irresponsables», dijo el psicólogo.

«La cultura del consumo de alcohol en el estado es algo muy antiguo, sobre todo en la zona de montaña, donde los ferieros y los agricultores todos los fines de semana beben y esa es una cultura desastrosa. Tenemos a nuestros más importantes seres humanos, que son los que nos dan la alimentación todo el tiempo borrachos y eso se aprende desde la infancia, ni siquiera desde la adolescencia», expuso Alfonso Amaya.

El consumo constante y en exceso de alcohol, también puede llegar a generar graves daños a nivel neurológico, como por ejemplo, polineuropatía, degeneración cerebral y hasta la demencia. 

«Hay que tomar en cuenta que el alcohol en altas cantidades es tóxico para todas la células del organismo, pues hace que su funcionamiento sea forzado alterando la fisiología normal del cuerpo y hace que este se vea afectado con el tiempo y genere enfermedades, como alta presión arterial, enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares, enfermedad del hígado y problemas digestivos», dijo el médico cirujano David Santiago.

Además de esto, se es más propenso a padecer de cáncer de mama, boca, garganta, laringe, esófago, hígado, colon y recto. 

«A nivel cerebral, en general podemos destacar la destrucción neuronal, la cual se hace más acentuada a medida que se prolongue el consumo de alcohol, trayendo consecuencias en el aspecto cognitivo, falta de memoria, déficit de aprendizaje cansancio, impulsividad y trastornos mentales, como depresión y ansiedad», explica el galeno.

Un estudio realizado en noviembre de 2020 por el doctor Tomás Middleton, psiquiatra de la Clínica de la Universidad de Los Andes de Chile, demuestra que comenzar a ingerir bebidas alcohólicas antes de los 21 años puede traer problemas en la salud mental.

Los síndromes depresivos suicidas son comunes en las personas que consumen alcohol en exceso, pues al refugiarse en la sustancia luego no responden a los tratamientos farmacológicos y psicológicos a los que son expuestos para que puedan superar la adicción.

«Un altísimo porcentaje de los suicidios consumados están relacionados al alcohol y drogas. Claramente, la comorbilidad de alguna enfermedad psiquiátrica con consumo de alcohol es un factor de riesgo para consumar al suicidio», dijo el autor.

La celotipia alcohólica se presenta en pacientes crónicos y puede generar en su mente delirios, como que su pareja le es infiel, aunque no haya ninguna sospecha, este aspecto es uno de los motivos para que se presente violencia intrafamiliar.

El consumo del alcohol a largo plazo puede llegar a generar un daño orgánico en el cerebro y se conoce como demencia inducida por alcohol, es decir, que hay una destrucción irreversible de las estructuras cerebrales y de las facultades mentales.

Especialistas explican que existe cierta relación entre los problemas psiquiátricos y el alcohol, pues aseguran que es común que un paciente que sufra de trastornos depresivos genere una tendencia a consumir alcohol, y quienes ya lo vienen consumiendo, son propensos a desarrollar enfermedades psiquiátricas.

Es por eso que enfatizan en que se retrase lo mayor posible el inicio del consumo, puesto que el «cerebro es tremendamente plástico, las neuronas sí se reproducen. En un cerebro de poca edad sometido al uso de sustancias adictivas, es más alta la probabilidad de que se desarrolle una adicción», certifica Tomás Middleton.

Otra investigación efectuada por varias instituciones de España, señalan que la ingesta de bebidas alcohólicas a temprana edad está relacionada con el cáncer de mama, pues es en la adolescencia cuando se comienzan a desarrollar las glándulas mamarias.

El estudio explica que todos los tipos de bebidas alcohólicas, como el vino tinto y blanco, la cerveza y otros licores aumentan la probabilidad de desarrollar cáncer de mama, por lo que mientras más beba una persona, mayor riesgo tiene de padecer la enfermedad.

Prohibida la venta a menores

Desde la Alcaldía de San Cristóbal, se informó que la multa para las licorerías, restaurantes o establecimientos comerciales en donde se detecte la venta de alcohol a menores de edad es de 2,8 Petros, además se exponen a sanciones administrativas, como el cierre temporal del local o la suspensión definitiva de la licencia.

Aunque en conjunto con la Policía de San Cristóbal realizan recorridos nocturnos, hasta el momento no se ha detectado la presencia de menores.

Gustavo Peña, director de Polisancristóbal, explica que a través del decreto presidencial 4.060, se determinó que las licorerías sólo pueden atender público hasta las 9 de la noche, y el expendio sólo puede ser bajo la modalidad «para llevar», mientras que los restaurantes pueden hacerlo hasta las 10.

En el caso de que se detecte algún menor sin sus representantes y consumiendo licor, el establecimiento puede ser sancionado por cometer un delito contra la salud pública.

Táchira carece de instituciones

Aunque no es común ver en calles o avenidas a menores de edad ingiriendo alcohol, esta actividad sí se realiza en muchos hogares del estado y en algunos casos se crea una dependencia a la sustancia que no puede ser controlada ni por quien la consume ni por su familia, lo más grave del caso es que no existe una organización dependiente del Gobierno nacional, estatal o municipal que pueda facilitar la ayuda necesaria para que se supere la adicción, no sólo al alcohol, también al cigarrillo o a los narcóticos, teniendo en cuenta que esta es una población vulnerable y que fácilmente y por diversos motivos cae en este círculo vicioso.

«En el Táchira jamás ha existido voluntad política, social ni de ningún tipo para crear una sola institución que atienda adolescentes o jóvenes que tengan problemas de droga o alcoholismo. Ningún alcalde jamás usó sus fondos de protección, que son algo obligatorio en la ley para crear una sola institución y atender estos casos», denunció el psicólogo Alfonso Amaya.

Añadió que años atrás, cuando trabajaba en conjunto con el ente encargado de la protección de menores, había que trasladar hasta la ciudad de Maracaibo a aquellos pacientes que ameritaban la reclusión en un centro de rehabilitación.

La única institución en la entidad que trabaja con esta patología es Alcohólicos Anónimos, quienes a pesar de tener al menos 25 grupos constituidos en la mayoría de los municipios del estado y atender un promedio de 750 personas, en lo que va de año sólo han llegado dos jóvenes de entre 14 y 18 años. 

Otto G. encargado del organismo, explica que no es fácil convencer a un adolescente que el consumo del alcohol hace daño. «Los dos casos que hemos tenido es porque han sido traídos por sus familiares, pero aquí no los obligamos, ellos son los que tienen que aceptar que tienen un problema con la bebida», señaló.

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