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Los efectos de las sanciones en Venezuela tras cese de operaciones de Chevron y Repsol

La industria petrolera venezolana enfrenta una nueva ola de incertidumbre laboral tras el vencimiento, el pasado 28 de mayo, del plazo otorgado por Estados Unidos a las empresas extranjeras que operan en el país. Chevron, Repsol, ENI y Maurel & Prom, todas bajo amenaza de sanciones por parte del Departamento del Tesoro, han comenzado a paralizar operaciones, lo que ha provocado una crisis que podría dejar a miles de trabajadores en la calle y reactivar el mercado negro del crudo.

El dirigente sindical Iván Freites, secretario de Profesionales y Técnicos de la Federación Unitaria de Trabajadores Petroleros de Venezuela (Futpv), denuncia que al menos 10.000 empleados de empresas contratistas, de servicios y consultoras quedarían desempleados.

“El despido masivo se traducirá en una caída progresiva de la producción petrolera y gasífera. Esto implica más pobreza, hambre y represión”, advierte desde su exilio en Miami.

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Según reporta el diario español ABC, Venezuela depende en un 90 % de su renta petrolera. Aunque posee las mayores reservas probadas de crudo del planeta, la producción actual apenas alcanza un millón de barriles diarios, muy lejos de los más de tres millones que se extraían antes del chavismo, según datos de la Opep.

Freites vincula el deterioro de la industria a la purga laboral ejecutada por Hugo Chávez en 2002, cuando despidió a 20.000 trabajadores tras una huelga nacional. “Hoy, el pito de Chávez ha sido reemplazado por el pajarito de Maduro”, dice, en referencia al legado de despidos que persiste bajo el actual Gobierno.

Mientras tanto, Luis Hernández, director del Frente de Trabajadores Petroleros (FTP), considera que la cifra de despedidos ronda los 2.000 en el caso de Chevron, aunque reconoce el impacto negativo de los ceses.

Denuncia que el Gobierno no ha presentado un plan de contingencia para paliar la crisis social y económica en el sector.La nómina de Pdvsa cuenta con más de 84.000 empleados, aunque el 80 % depende de empresas contratistas.

Tras el cierre de operaciones extranjeras, muchos han perdido beneficios como cobertura médica, bonos de alimentación y vacaciones. “Nos han dejado sin nada”, lamenta Hernández.

Los sueldos en la industria contrastan fuertemente con el resto del país: un trabajador petrolero puede ganar hasta 800 dólares mensuales, pero el salario mínimo nacional ronda apenas 1,50 dólares, y las pensiones de los jubilados no llegan a cubrir lo básico.

Un panorama sombrío

El economista Elías Matta advierte además que la salida de Chevron también debilita la moneda local, pues la empresa inyectaba dólares al mercado formal. “Se avecina una hiperinflación y una nueva ola migratoria”, pronostica.

Las consecuencias ya son palpables.

Cedice Libertad reportó en mayo una inflación anualizada de 238 % en bolívares y 28 % en dólares, liderada por el aumento en alimentos.

Al mismo tiempo, empresarios y comerciantes enfrentan una alta carga tributaria, mientras se multiplican los cierres de locales por falta de ventas. La proyección de inflación para 2025 podría alcanzar el 280 %, según economistas.

El Gobierno ha respondido con medidas que aumentan la presión sobre los contribuyentes y persiguen a quienes usen tasas paralelas del dólar. La vicepresidenta Delcy Rodríguez incluso sugirió que estudiar la economía venezolana no sirve de nada “porque no se entiende según los libros”.

Por su parte, Nicolás Maduro aseguró que Venezuela no depende de licencias extranjeras para mantener la producción. “Nos hemos visto obligados a parir soluciones propias y a hermanarnos con nuevas potencias”, dijo, en alusión a países como Rusia, China e Irán.

Sin embargo, expertos como el ingeniero Juan Szabo advierten que reemplazar a multinacionales como Chevron no será fácil. Calcula que, sin sanciones, Venezuela habría podido ingresar 14.000 millones de dólares a finales de año. Ahora, con las restricciones, las pérdidas podrían rondar entre 7.000 y 8.000 millones.

Actualmente, se producen unos 860.000 barriles diarios, de los cuales 280.000 provienen de Chevron. Su salida afectará el mercado formal e impulsará el comercio clandestino. “Volverá el mercado negro del petróleo, la opacidad en las cifras y el auge de la corrupción”, alerta Szabo.

China, uno de los principales socios de Venezuela, evita comprar crudo sancionado. En consecuencia, Pdvsa recurre a maniobras en altamar, usando buques sin identificación y vendiendo petróleo con descuentos en aguas cercanas a Singapur y Malasia, añade ABC.

Las repercusiones traspasan las fronteras. Cuando Pdvsa reduce operaciones, el impacto se extiende a países como Cuba y Nicaragua, donde la escasez de combustible genera apagones y parálisis en las centrales eléctricas.

La crisis actual no solo amenaza con profundizar la emergencia humanitaria en Venezuela, sino con desestabilizar aún más a una región ya golpeada por la migración masiva, la inflación y la fragilidad energética.

Versión Final

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