Reconfirman «podredumbre cerebral» producida por las redes sociales: Está reduciendo la materia gris
Investigaciones recientes vinculan el abuso de internet con la disminución de la materia gris en las áreas del cerebro responsables de la resolución de problemas y el control de impulsos.
El término podredumbre cerebral ha sido seleccionado como la palabra del año 2023 por el Diccionario de Oxford, tras una votación que involucró a más de 37.000 personas ha reportado el Diario El País de España.
Y más que un término impactante representa más bien un alerta para la salud pública que una vez más ha sido confirmada. Y no es cualquier institución la que levanta la voz, se trata de la Facultades de Medicina de la Universidad de Harvard, la Universidad de Oxford y el King’s College de Londres.
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Los preocupantes resultados de extensas investigaciones desarrolladas por científicos de calibre mundial, ahora precisan la reducción de la materia gris en el cerebro humano, la clara reducción de la atención y el debilitamiento de la memoria.
Los jóvenes están en la primera línea de estos efectos.
El Diario The Guardian es uno de los que también recoge las conclusiones que abren de nuevo el debate sobre el impacto negativo de las redes sociales.
El concepto de «podredumbre cerebral» pasa entonces a convertirse en un concepto que se define como el deterioro del estado mental o intelectual de una persona a consecuencia del consumo excesivo de contenido considerado trivial, especialmente en plataformas digitales.
Según el diccionario, la frecuencia del uso de este término ha aumentado un 230% entre 2023 y 2024, lo que refleja una creciente preocupación sobre el impacto negativo del contenido de baja calidad en redes sociales.
Investigaciones científicas de la última década respaldan esta inquietud, mostrando que el consumo excesivo de contenidos sin sustancia, incluyendo sensacionalismo y teorías de conspiración, altera nuestras funciones cognitivas.
Un estudio del año pasado reveló que la adicción a internet provoca cambios estructurales en el cerebro, afectando el comportamiento y las habilidades cognitivas. Michoel Moshel, investigador de la Universidad de Macquarie en Australia, indica que el comportamiento de doomscrolling (navegar incesantemente en busca de contenido nuevo) explota la tendencia humana a buscar información, especialmente la que puede ser alarmante. «Esto puede afectar gravemente la atención y las funciones ejecutivas», declara Moshel.
El psicólogo clínico Eduardo Fernández Jiménez, del Hospital La Paz de Madrid, enfatiza que el uso problemática de dispositivos móviles está perjudicando la atención sostenida, crucial para el aprendizaje académico. Los estímulos constantes de las redes sociales dificultan la concentración, provocando un foco de atención que salta de un asunto a otro.
Desde el comienzo del siglo, expertos han alertado sobre los efectos nocivos de la sobredosis de información. Un estudio de 2005, mencionado en The Guardian, concluyó que el uso diario de correo electrónico y teléfonos móviles podría disminuir el coeficiente intelectual en promedio 10 puntos, efecto más perjudicial que el consumo de cannabis.
Con el auge de plataformas de redes sociales como Twitter, Instagram y TikTok, la situación se ha vuelto aún más crítica. Investigaciones recientes vinculan el abuso de internet con la disminución de la materia gris en las áreas del cerebro responsables de la resolución de problemas y el control de impulsos.
El estudio de Moshel, que revisó 27 investigaciones de neuroimagen, puntualiza que el uso excesivo de internet se asocia con una menor cantidad de materia gris en regiones cerebrales que gestionan el procesamiento de recompensas y decisiones. Estos cambios son similares a los observados en casos de adicción a sustancias.
Además, la investigación indica que «este tipo de cambios en adolescentes interfieren con procesos fundamentales como la formación de identidad y la cognición social». Las personas con problemas de salud mental son más propensas a consumir contenido de baja calidad, lo que agudiza sus síntomas, como revela un estudio reciente publicado en Nature.
Para mitigar estos efectos, el psicólogo Carlos Losada sugiere varias estrategias, como reconocer el problema, desconectar de las redes sociales y realizar actividades que requieran interacción física. Moshel coincide en que priorizar contenido educativo y establecer límites en el uso de pantallas son pasos esenciales para proteger la salud cerebral.
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