The Atlantic: Rusia evita comprometerse con Venezuela ante tensiones con EE.UU

El presidente Nicolás Maduro se mostró optimista la semana pasada, pese al creciente pulso diplomático con Estados Unidos.
Durante su programa televisivo semanal, el mandatario venezolano respondió con entusiasmo a una pregunta sobre sus aliados internacionales y no dudó en destacar a Rusia como su principal socio estratégico, recoge The Atlantic “Somos así, más unidos que nunca”, dijo entrelazando las manos, en un gesto simbólico de cercanía con Moscú.
Su interlocutor lo definió como el vínculo con “una gran potencia”, a lo que Maduro asintió con satisfacción.
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La relación entre Caracas y Moscú se ha mantenido sólida durante más de dos décadas, basada en cooperación militar, comercial y energética.
Este año, ambos gobiernos firmaron un acuerdo que el propio Maduro calificó de “histórico y estratégico”, destinado a profundizar la colaboración en defensa y comercio.
El silencio del Kremlin
Sin embargo, mientras el presidente venezolano celebra esa alianza, la respuesta de Rusia ha sido sorprendentemente discreta ante las tensiones con Washington.
El Kremlin no ha emitido declaraciones de respaldo público a Maduro ni ha sugerido que intervendría si la crisis escala.
El ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov, afirmó recientemente que Venezuela no ha solicitado ayuda militar, y aclaró que el acuerdo de cooperación bilateral no implica obligaciones de defensa mutua.
Analistas apuntan a que la guerra en Ucrania ha limitado drásticamente la capacidad de Rusia para asistir a sus aliados, como ya ocurrió con Armenia, Siria e Irán, países que han recibido un apoyo más simbólico que efectivo de Moscú en momentos críticos.
El conflicto en Ucrania ha transformado las capacidades de Rusia”, reconoció el primer ministro armenio Nikol Pashinián, tras la derrota de su país frente a Azerbaiyán en 2023, pese a un tratado de defensa firmado con Putin.Una alianza de larga data.
La conexión entre Caracas y Moscú se remonta a la era de Hugo Chávez, quien en 2006 firmó con Rusia importantes acuerdos de compra de armamento —entre ellos helicópteros y aviones de combate— con el argumento de proteger la soberanía venezolana frente a Estados Unidos.
Desde entonces, los lazos políticos y militares se consolidaron, y Rusia amplió su presencia en América Latina, algo que Washington interpretó como una amenaza directa a su influencia regional.
El expresidente Donald Trump ha reiterado su deseo de ver la salida de Maduro del poder, aunque no ha definido si recurriría a negociaciones o a la fuerza.
A pesar del discurso de unidad, la distancia entre la retórica de Maduro y la realidad geopolítica es evidente. Rusia enfrenta limitaciones económicas y militares por la guerra prolongada en Ucrania, y sus prioridades están lejos de América Latina.
Así, mientras el presidente venezolano insiste en presentar a Moscú como un aliado firme frente a Washington, la postura del Kremlin muestra que, en un eventual conflicto, Venezuela difícilmente podría esperar más que apoyo diplomático.
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