Un hombre de Hawái es liberado tras 30 años en prisión al descubrirse nuevas evidencias de ADN
El 22 de febrero de 2025, Gordon Cordeiro, un hombre de Hawái que pasó tres décadas en prisión por un asesinato que siempre ha sostenido no haber cometido, fue liberado tras una decisión judicial favorable basada en nuevas pruebas de ADN.
En el tribunal, Cordeiro expresó su alegría llamando a esta jornada «viernes de libertad» y manifestó su deseo de visitar a su madre.
Durante la audiencia, la jueza Kirstin Hamman declaró: “El juicio y la sentencia son anulados y se ordena la liberación del acusado”.
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Los presentes en la sala reaccionaron con asombro y llantos ante la repentina decisión.
La jueza determinó que las nuevas pruebas, incluyendo resultados de ADN, podrían cambiar el resultado de un nuevo juicio en su contra.
El caso se remonta al asesinato de Timothy Blaisdell en 1994, que ocurrió durante un intento de robo de drogas en la isla de Maui.
En su primer juicio, el jurado no llegó a un acuerdo, con solo un miembro votando a favor de la condena.
Sin embargo, en un segundo juicio, Cordeiro fue hallado culpable de asesinato, robo e intento de asesinato, recibiendo una sentencia de cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional.
El Hawái Innocence Project asumió su defensa y argumentó en una reciente audiencia que las nuevas pruebas demostraban su inocencia, además de señalar la ineficacia de su anterior abogado y la mala conducta del fiscal.
Andrew Martin, fiscal del condado de Maui, manifestó su descontento con el fallo y afirmó que «ninguno de los hallazgos de la jueza lo exonera de ninguna manera».
Su oficina planea apelar la decisión y solicitar que se imponga una fianza, citando riesgos de fuga debido a la naturaleza del cargo de asesinato.
Kenneth Lawson, co-director del Hawái Innocence Project, describió el momento en el tribunal como muy emotivo: “Él lloró, todos lloramos”, expresó.
Cordeiro, de 51 años, luego de su liberación, se mostró agradecido con quienes lo apoyaron, así como con la jueza y, sorprendentemente, con algunos fiscales que reconocieron ciertos hechos del caso.
Cordeiro reflexionó sobre su futuro tras 30 años encarcelado, asegurando que contaba con “un buen apoyo” y manifestó su deseo de reunirse con su madre.
Según los documentos judiciales, su condena se basó en gran parte en el testimonio de cuatro informantes dentro de la cárcel, quienes estaban motivados por la promesa de reducir sus penas.
Los abogados de Cordeiro sostuvieron que el uso por parte del estado de testigos incentivados y sus pruebas fabricadas llevaron a un jurado a condenarlo erróneamente.
Aunque la jueza consideró insuficientes las pruebas de que el estado hubiera utilizado testimonios falsos, señaló que las nuevas evidencias de ADN y de residuos de disparos cambiarían los resultados de un juicio posterior.
Documentos del caso indican que, en el momento del crimen, Cordeiro tenía coartadas sólidas, al estar en casa con su familia.
El fallecido Blaisdell, quien intentaba comprar droga, fue encontrado muerto en un barranco. Su acompañante en la transacción, Michael Freitas, cambió su declaración, dirigiendo erróneamente la culpabilidad hacia Cordeiro.
La juez coincidió en que las nuevas pruebas de ADN excluyen a Cordeiro como fuente de la evidencia y revelan un perfil de ADN desconocido en los pantalones de la víctima.
Lawson consideró que el manejo incorrecto del caso por parte de las autoridades resultó en “una pesadilla de más de 30 años” para Cordeiro y su familia.
Esta decisión resalta las complejidades del sistema judicial y la importancia de la evidencia científica en la búsqueda de justicia.
Versión Final
