Estuvo preso 40 años por un crimen que no cometió y se volvió millonario gracias a una indemnización de la Justicia

Ricky Jackson, originario de Ohio, tenía solo 18 años cuando fue condenado en 1975 por el de un empresario, basado en el testimonio de un niño de 12 años que luego confesó haber mentido. Durante ese calvario en prisión, Jackson, pasó 40 años privado de su libertad, muchos de ellos en el pabellón de los sentenciados a muerte generándole muchos problemas emocionales.
En 2011, el testigo que había incriminado a Jackson admitió que su declaración era falsa, lo que llevó a la revisión del caso y a la eventual liberación del injustamente detenido. Tras su liberación, un tribunal de Estados Unidos ordenó una indemnización de más de un millón de dólares, que representa solo una parte de la compensación total que podría recibir por los daños físicos y emocionales sufridos durante su encarcelamiento.
Tras conseguir la libertad, la vida de Jackson cambió drásticamente. De ser un prisionero condenado a muerte, ahora disfruta de la libertad y de los beneficios económicos que le han permitido vivir cómodamente. Su historia no solo destaca la importancia de la justicia, sino también la capacidad de resiliencia y esperanza en las circunstancias más adversas.
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