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Florida se convierte en la “Suecia” de los Estados Unidos ante el coronavirus

Florida reportó los primeros dos casos de coronavirus el 1 de marzo y el gobernador Ron DeSantis declaró la emergencia de salud pública en el estado. Ante la proliferación de los contagios, ordenó el cierre de bares y discotecas el 17, y de restaurantes tras días más tarde. Pero se negaba a dictar un confinamiento general de la población, como habían hecho otros estados.

DeSantis, un republicano aliado de Donald Trump, empezó a ser cuestionado por seguir al presidente en un abordaje que, según sus críticos, priorizaba la economía en detrimento de la salud. Es la muletilla que se popularizó al comienzo de la pandemia, bajo el supuesto de que el desempleo y la pobreza no tienen impacto sobre la salud. Finalmente, con 7.700 casos y 101 muertes acumuladas, el Gobernador decretó el 1 de abril la orden de permanecer en el hogar, salvo para actividades esenciales.

Como la circulación viral era relativamente baja en comparación con los estados del nordeste, las medidas fueron efectivas. Mientras Nueva York superaba los 11.000 contagios y las 900 muertes por día a comienzos de abril, Florida contaba apenas arriba de 1.000 casos y no llegaba a los 50 decesos diarios. La comparación entre estos estados es pertinente porque tienen casi la misma población: Nueva York, 19,4 millones de habitantes, y Florida, 21,4 millones.El presidente Donald Trump es recibido por el gobernador de Florida Ron DeSantis cuando llega al Aeropuerto Internacional del Suroeste de Florida, el 16 de octubre de 2020 (REUTERS/Carlos Barria)

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Como ocurrió en California y en Texas, los otros dos grandes estados del país, el estallido se produjo entre dos y tres meses más tarde, cuando se flexibilizaron las restricciones y el virus comenzó a propagarse con mayor facilidad. A esta altura de la pandemia, parece claro que los confinamientos tempranos sirven para contener el virus solo por un tiempo, porque la propia dinámica de las sociedades del siglo XXI hace inviable un encierro masivo prolongado. Aunque muchos expertos y decisores no están convencidos de eso.

“Creo que la reapertura del estado por fases podría haber funcionado bien, pero simplemente se avanzó con demasiada rapidez a través de las etapas y no se detuvo el proceso cuando se hizo evidente que los casos estaban aumentando a principios de junio. En Florida, como en tantos otros estados del país, se subestimó la capacidad de las personas para cumplir con el uso de las mascarillas y con el distanciamiento social”, dijo a Infobae Cindy Prins, profesora de epidemiología de la Universidad de Florida.

El 20 de julio, Florida superaba ya las 11.000 infecciones diarias confirmadas, como Nueva York en su peor momento. Sin embargo, las muertes —tomando un promedio de siete jornadas consecutivas— nunca superaron las 180, menos de la quinta parte del máximo neoyorquino. Una razón es que por el carácter aluvional que tuvo la primera ola del coronavirus, es probable que la tasa de detección de casos fuera muy inferior. Así que los 11.000 de abril son un número mucho más alejado de la realidad que los 11.000 de julio.https://www.google.com/maps/d/u/1/embed?mid=1a-68LSrNwrnNRDX4_0aImD7Ifiu2apMB

La segunda razón es mucho más importante. Una de las pocas certezas que hay en torno al covid-19 es que el daño que causa varía enormemente de acuerdo con la edad. Entre los mayores de 60 años es mucho más letal que la gripe estacional, pero entre los niños es incluso menos mortal que esta. Esto ya se sabía en julio. De modo que las personas más jóvenes aprovecharon el relajamiento y volvieron a socializar en bares, restaurantes y playas, pero las mayores siguieron tomando precauciones. Como resultado, ya no se contagiaron todos por igual, como había ocurrido al principio, sino que las tasas de infección empezaron a ser mucho más altas en la base que en la cúspide de la pirámide demográfica.

Al principio, un gran número de personas vulnerables murieron de covid en los asilos de ancianos. Esto nos alertó sobre la vulnerabilidad de esta población y se instituyeron controles muy estrictos. Además, se tomaron otros recaudos con los grupos de edad avanzada. Como resultado, ahora son las personas más jóvenes, que van a estudiar o a trabajar, las que asumen riesgos, las que tienen mayor movilidad y las que están representando la mayor parte de los casos. Dado que tienen menores probabilidades de padecer síntomas graves, las muertes por millón disminuyen. Pero, por más esto sea algo bueno, la enfermedad en los jóvenes también puede tener efectos graves”, explicó Jill Roberts, profesor del Colegio de Salud Pública, Global y Planetaria de la Universidad del Sur de la Florida, consultado por Infobae.

Este rasgo distintivo del nuevo coronavirus permite hacer una estrategia diferenciada por edad. Eso es lo que hizo Suecia, que, entre otras cosas, no cerró nunca las escuelas, pero sí restringió las visitas a las residencias de adultos mayores —tras haber cometido graves descuidos al inicio—. Un camino similar comenzó a transitar Florida en los últimos meses.Una pareja pasea por la calle Ocean Drive en South Beach, en Miami, Florida (EFE/Giorgio Viera/Archivo)

DeSantis empezó a darle forma al cambio de estrategia en agosto, tras una reunión con Scott Atlas, un polemista, miembro de la Hoover Institution de la Universidad de Stanford, recientemente incorporado al equipo de asesores de la Casa Blanca en la lucha contra el covid. Atlas, defensor del abordaje sueco, cuestionó en el encuentro que mantuvo con el gobernador la política de testeos masivos. En lugar de aislar a miles de jóvenes asintomáticos, dijo, conviene concentrar los esfuerzos de detección en los hospitales y en los asilos. DeSantis se mostró de acuerdo con esa opinión.

El cambio de rumbo fue oficializado el 25 de septiembre, cuando anunció sorpresivamente un adelantamiento de los plazos establecidos para la reapertura del estado. “No creo que el cierre de restaurantes haya demostrado ser efectivo (…) Y no se puede aceptar que esos negocios mueran”, afirmó el gobernador al notificar que los restaurantes y los bares podrían volver a operar a pleno, sin necesidad de respetar la restricción del 50% en interiores.

“No creo que el enfoque de Florida haya sido pensado para tratar de lograr la inmunidad comunitaria como el de Suecia —dijo Prins—. Pero en la reapertura, el estado se enfocó en mitigar el impacto económico de las restricciones por el covid, una preocupación similar a la de Suecia. Creo que se puede mantener un equilibrio entre la protección de la salud pública mediante el establecimiento de algunas restricciones y, al mismo tiempo, permitir que muchas actividades avancen si se puede reducir el riesgo de transmisión. Pero creo que tanto Florida como Suecia han tendido a inclinar la balanza más hacia las inquietudes económicas, en detrimento de las sanitarias”.

El Gobierno autorizó a las empresas a volver a convocar a sus empleados a los lugares de trabajo y habilitó el uso de transporte público para trabajadores no esenciales. También autorizó la apertura de parques temáticos, con protocolos de distanciamiento social. Sin embargo, a las personas mayores de 65 años les pidió que mantengan todos los cuidados posibles y traten de evitar lugares en los que la distancia sea imposible de mantener.

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